Agresiones a Vigilantes en Primera Persona

Agresiones a Vigilantes en Primera Persona

En más de una ocasión he manifestado que la violencia se considera entre muchos colectivos profesionales, universitarios y sociales, como algo inherente al ser humano. Sería preferible que no sucediera, pero hoy por hoy, su eliminación total es una utopía. Una quimera con la que muchas personas, demasiadas, deben convivir a diario.
Los Vigilantes de Seguridad forman uno de esos colectivos que llevan implícito “la posibilidad” de que la violencia les alcance en cualquier momento. Sin embargo, es más lamentable que ocurra, por dejadez, por intereses ocultos, o cuestiones económicas. Resulta pues, altamente denigrante observar cómo, “la inseguridad” alcanza con impunidad a los profesionales que trabajan, como auxiliares de las FCSE, para garantizar a los ciudadanos, precisamente la “seguridad de la que ellos no disfrutan”.
La información pública siempre debe ser veraz. Y la mejor de todas es la obtenida en primera persona desde sus protagonistas. En aras de esa veracidad en las noticias, hoy dejo todo el protagonismo a quien voy a llamar “FJA”, para proteger su privacidad. Vigilante de Seguridad, que ha sufrido una grave agresión recientemente y que, en una extensa entrevista, realizada en varios días, se enfrenta a su lamentable experiencia, con todas sus sensaciones y recuerdos recientes.
El pasado mes de febrero, este Vigilante de Seguridad de la empresa Alta Seguridad, sufrió una de las últimas y más peligrosas agresiones de los últimos meses, mientras se encontraba prestando servicio en el País Vasco. No es el primer V.S. agredido ni, por desgracia, será el último, pero sí que, como profesional que es, ha tenido la valentía de enfrentarse a sus temores y dolores físicos para contar, en primera persona su agresión, “sin pelos en la lengua”, por si pudiera servir de algún modo para otros compañeros de la seguridad privada, lo que es de agradecer sinceramente.

 

Entrevista realizada a FJA entre los días 11 y 19 de marzo de 2021.

Sobre su Situación laboral

RM.- ¿Puede decirme dónde trabaja?
FJA.- En Alta Seguridad (ALSE). Llevamos varias rutas de Euskotren.
RM.- ¿Cómo realizan ustedes el servicio? (a pie, coche…) ¿Cuántas horas de servicio continuado prestan?
FJA.- Trabajo 8,30 horas. Desde las 6,30 a las 15,00 horas. Normalmente en el trayecto de Bilbao a Ermua.
RM.- ¿Tienen ustedes derecho a descanso, comida y un lugar para descansar?
FJA.- Si, tenemos 20 min, pero no tenemos ningún lugar concreto donde comer. Además, tenemos prohibido entrar en cafeterías o bares, aunque estén dentro de las estaciones de tren.
RM.- ¿Las estaciones son cerradas o son las pequeñas tipo apeaderos?
FJA.- No, son estaciones normales de las localidades por donde pasamos.
RM.- ¿Van ustedes solos o acompañados durante el servicio?
FJA.- Un vigilante de seguridad por trayecto. ¡y siempre solos! En ocasiones, coincidimos con otro compañero en la misma estación mientras esperamos la salida del siguiente tren, pero son poco minutos y no siempre ocurre.
RM.- Entonces, al menos, supongo que llevaran dispositivos de comunicación por radiofrecuencia o teléfono móvil con algún centro de control, ¿o Tampoco?
FJA.- No llevamos nada. Al comenzar y finalizar el servicio tenemos que comunicarlo al Puesto de Mando de Euskotren en Bilbao. Para hacerlo debemos utilizar nuestros teléfonos móviles particulares.
RM.- En ese caso, durante el servicio, supongo que dispondrán de algún tipo de ayuda por parte de la Ertzantza, Policía Nacional, Guardia Civil, o personal de Euskotren de forma, más o menos, habitual. ¿O únicamente para casos de emergencia o incidentes?
FJA.- De manera habitual no contamos con ayuda de nadie. En caso de cualquier emergencia, primero intentamos contactar con el Puesto de Mando de Euskotren pues son ellos quienes deciden si enviarnos ayuda o no.
RM.- ¿Podría matizarme lo que ha dicho sobre «Intentar» contactar con el Puesto de Mando?, ¿Es que no tienen línea directa con la supervisión de Euskotren?
FJA.- Así es. No tenemos una línea exclusiva o especial de emergencias con el Puesto de Mando. Tenemos que utilizar el mismo número de teléfono que los usuarios y la población en general, y en más de una ocasión tardamos en poder hablar con ellos por la saturación de la línea o por el número de llamadas que están atendiendo.
RM.- En ese caso, ¿A qué distancia puede estar la ayuda?, ¿Y, cuánto tiempo puede retrasarse ésta en caso de un incidente o una emergencia?
FJA.- A partir de que logremos hablar con ellos, unos veinte minutos, como me ocurrió a mí el día de la agresión. Si tenemos suerte, como te he comentado antes, si tenemos suerte, puede ocurrir que tengamos la ayuda algún compañero que coincida en la estación mientras espera su trasbordo, pero nada más.
Sobre la Agresión
RM.- ¿Se encuentra con ánimo para que hablemos sobre la agresión? Si prefiere no contestar a alguna cuestión, dígamelo libremente, por favor.
FJA.- Sin problema, me encuentro bien a pesar de todo.
RM.- Al recabar información sobre los hechos de su agresión, he encontrado que la rumorología, como suele ser habitual, está modificando los hechos, o que se ocultan algunos datos interesantes, como la fecha, el lugar específico, o el número de agresores. ¿Podría aclararnos cómo sucedió la agresión?
FJA.- Claro. El día 26 de febrero, del mes pasado, me encontraba en la estación de Ermua esperando el siguiente tren de mi trayecto. Sobre las 8.15, tuve que echar a un «tío» que se había colado por los tornos sin pagar. Poco después volvió a entrar pagando, acompañado de cuatro amigos, pero iban sin mascarilla. Me acerqué para indicarles que se pusieran las mascarillas y de repente noté que me empujaban por las escaleras de bajada a los andenes. Fue allí donde comenzaron a patearme y a golpearme, sin poder levantarme del suelo. Por suerte, acudió en mi ayuda un compañero que había llegado para hacer el trasbordo de trenes. Al verle salieron huyendo.
RM.- ¿Tengo entendido que usted sufrió varias lesiones de consideración? ¿Le atendieron en urgencias del hospital?
FJA.- Sí, es verdad. Me trasladaron al hospital para hacerme las primeras curas por contusiones en todo el cuerpo, una luxación cerrada en el brazo izquierdo y diversos golpes en la cabeza. En el hospital me advirtieron que, de los golpes en la cabeza, podrían salirme secuelas en dos o tres días. Lo que ocurrió pocos días después. De nuevo fui ingresado, y esta vez en la UCI por mareos, ataques epilépticos, y derrame con inflamación en la cabeza.
RM.- ¿Cómo se encuentra hoy de las lesiones?
FJA.- Por la luxación cerrada del hombro izquierdo aún llevo el brazo en cabestrillo. Después que me hicieran un TAC en la mutua, estoy en tratamiento por los ataques epilépticos y para la inflación de los golpes en la cabeza.

Hasta aquí la primera parte de la entrevista, que por su extensión se ha dividido en dos artículos consecutivos. Poco más podría añadir a su sincera narración, excepto decir que, en la segunda parte de la entrevista, narra sin tapujos “Las consecuencias” que está sufriendo por la agresión. Finalizará, con la misma sinceridad y valor profesional que ha demostrado en esta parte, narrando “Las Medidas de Seguridad” inexistentes en su servicio y cuáles considera que deberían implementarse de forma urgente para minimizar al menos el elevado número de agresiones que vienen sufriendo los Vigilantes de Seguridad en los últimos tiempos.

Saludos y Gracias por estar ahí.
Rafa Montilla.

Nota Final: Puede leer la segunda parte de la entrevista titulada Agresiones a Vigilantes – Tapar, tapar y tapar” desde este mismo enlace.