Los Cucos, los Barbas, los Sheriff… pacto de clanes para repartirse la vigilancia en las obras de Madrid
Una obra, un cartel, un papel escrito a lápiz. Las tres piezas encajan rápido: ‘Vigilancia Los Cucos’. Y en el folio, un nombre: Joaquín Los Cucos, acompañado de un número de móvil.
Buenas tardes, Joaquín, ¿usted se dedica a la seguridad en obras?
-Hace tiempo que no hago eso, ahora solo me dedico a la chatarra.
Pero el pequeño rótulo, a la vista de todo el mundo en la calle de Gaztambide, no engaña.
Quien ha puesto ahí el cartel será un hijo p…», sostiene el señalado. La conversación termina rápido, quién sabe si por las sospechas suscitadas. La extorsión a constructores para vigilar obras se ha convertido, con el paso de los años, en un mal endémico que afecta a casi todo el sector. Amenazas veladas a pie de valla, que tienen por objetivo el control de la seguridad y la certeza de que no se producirán robos de materiales.