“Temen que las agresiones y amenazas que sufren regresen tras el fin del estado de alarma”.
Sin estado de alarma y sin toques de queda, los madrileños se zambullirán con una sensación de tranquilidad que no experimentaban desde hace dos años.
Se trata de los asaltos nocturnos a a piscinas municipales. Grupos de jóvenes (pueden ser desde cuatro hasta veinte), la mayoría alcoholizados, dispuestos a culminar la fiesta con un baño en plena madrugada. Una gamberrada que suele acabar siempre en agresión verbal (insultos y amenazas) al único vigilante de seguridad que hay por recinto. www.larazon.es