“Durante el tiempo que trabajé en las obras de la Y vasca, mi jornada laboral era de 24 horas durante 15 días seguidos. Vivía en una caseta de obra en condiciones infrahumanas e insalubres“. “Me entregaron 20 o 30 folios en blanco para que los firmase. Cuando me quejé, me dijeron: ‘Esta es la diferencia entre trabajar o estar en el paro'”. “Me comunicaron que cambiara la firma y el tipo de letra para simular ser otro vigilante”. “En un servicio en Barcelona, en la zona del Tibidabo, estuve trabajando 10 semanas seguidas sin descansar”.
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