El pequeño ya se encontraba con la piel de color morado y convulsionando cuando estos trabajadores se apresuraron a intervenir ante la emergencia.
El primero en hacerlo fue José La Cárcel, vigilante de seguridad que se encargó de quitarle al padre al niño de los brazos, porque no sabía cómo actuar mientras pedía auxilio, para empezar a practicarle las primeras maniobras de reanimación.
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