Los furtivos, que ya de por sí no saben de seguridad alimentaria al vender irregularmente marisco y pescado fuera de los cauces legales, tampoco entienden de pandemia. Los datos del Servizo de Gardacostas de Galicia reflejan que, si bien el furtivismo no ha tenido cifras tan abultadas como en años normales, continuó siendo un problema a lo largo del 2020. El año pasado se llegaron a formalizar más actas de infracción incluso que en el 2019 en dos zonas de la costa: el sur de la ría de Arousa y el tramo litoral comprendido entre A Coruña y Malpica.
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